|
Descargas:
159
LA CRISIS ECONOMICA ACTUAL DEL
CAPITALISMO INTERNACIONAL.
Rutilo
Francisco Vásquez. El
hombre y la ciencia
Guadalajara,
Jalisco. 5 de noviembre de 1998.
INDICE
INTRODUCCIÓN
CARACTERIZACIÓN
ACTUAL DEL CAPITALISMO INTERNACIONAL. UNA VISION HIPOTÉTICA.
CONCLUSIONES
ANEXOS
BIBLIOGRAFIA
El
Ing. Francisco Rutilo Vásquez es egresado del Centro
Universitario de Ciencias Exactas e Ingeniería, de la Universidad
de Guadalajara. Actualmente es profesor e investigador, de medio
tiempo, Asociado “A” de la Escuela Preparatoria No. 2, turno
nocturno.
La
presentación y disposición en conjunto de EL HOMBRE Y LA CIENCIA
son propiedad del autor. Ninguna parte de esta obra puede ser
reproducida o transmitida, mediante ningún sistema o método
electrónico o mecánico (incluyendo el fotocopiado, la grabación
o cualquier sistema de recuperación y almacenamiento de
información) sin consentimiento por escrito del Autor.
©Derechos
Reservados.
Primera
Edición: 1998.
|
INTRODUCCIÓN.
En
la actualidad se habla mucho de la crisis económica que estamos
viviendo; entre los estudios realizados abundan los análisis
empíricos, pero pocos son los de carácter teórico, es decir, los
que buscan las causas más profundas de dicha crisis.
En
este análisis consideramos que la crisis económica actual no es una
crisis común y corriente. No es como las que siempre ha padecido el
capitalismo casi desde su nacimiento: al principio cada 8 ò 9 años,
y ahora cada 5 ò 6 años.
La
crisis actual es una crisis de largo alcance, de mucha profundidad,
la cual pensamos, ya
no tiene salida dentro de los marcos del sistema capitalista
de producción.
Para
fundamentar nuestro análisis es necesario partir de las opiniones de
Marx y Lenin –los principales clásicos del marxismo-, acerca de la
desaparición del capitalismo como un sistema histórico. Esto es,
como un sistema que nace, se desarrolla y finalmente muere.
Veamos
lo que Marx planteó al respecto:
“Una
sociedad no desaparece nunca antes de que sean desarrolladas todas
las fuerzas productivas que puede contener; y las relaciones de
producción nuevas y superiores no se sustituyen jamás en ella antes
de que las condiciones materiales de existencia de esas relaciones
hayan sido incubadas en el seno mismo de la vieja sociedad. Por eso
la humanidad no se propone nunca más que los problemas que puede
resolver, pues, mirando de más de cerca, se verá siempre que el
problema mismo no se presenta más que cuando las condiciones
materiales para resolverlo existen o se encuentran en estado de
existir...”
En
otra parte de su amplia obra el mismo autor nos dice lo siguiente:
“...con la disminución
constante en el número de los magnates que usurpan y monopolizan
todas las ventajas de este proceso de trastocamiento, se acrecienta
la masa de la miseria, de la opresión, de la servidumbre, de la
degeneración, de la explotación; pero se acrecienta también la
rebeldía de la clase obrera, una clase cuyo número aumenta de
manera constante y que es disciplinada, unida y organizada por el
mecanismo mismo del proceso capitalista de producción. El monopolio
ejercido por el capital se convierte en traba del modo de producción
que ha florecido con él y bajo él. La concentración de los medios
de producción y la socialización del trabajo alcanzan un punto en
que son incompatibles con su corteza capitalista. Se hace saltar.
Suena la hora postrera de la propiedad privada capitalista. Los
expropiadores son expropiados.”
En
cuanto al mismo problema, Lenin afirma lo siguiente:
“...llevando
la concentración de la producción y del capital hasta tal punto,
que de su seno ha surgido y surge el monopolio: carteles, sindicatos,
trusts, fusionándose con ellos, el capital de una docena escasa de
bancos que manejan miles de millones. Y al mismo tiempo, los
monopolios, que se derivan de la libre concurrencia, no la eliminan,
sino que existen por encima y al lado de ella, engendrando así una
serie de contradicciones, rozamientos y conflictos particularmente
agudos. El monopolio es el tránsito del capitalismo a un régimen
superior”
Como
vemos estas opiniones son de carácter muy general, sin embargo,
coincidimos
en el sentido de que es en el desarrollo de las fuerzas productivas
donde podemos encontrar la solución
teórica
de la crisis económica actual. Estamos de acuerdo en que existe
un límite máximo en el desarrollo de las fuerzas productivas para
la existencia del capitalismo.
Esto
quiere decir, que cuando las fuerzas productivas se desarrollan más
allá de dicho límite, el capitalismo entra en una decadencia total
y definitiva. También estamos de acuerdo que el
efecto más negativo
del alto desarrollo de las fuerzas productivas en el capitalismo es
la excesiva concentración de la producción y del capital,
la que finalmente lleva al capitalismo a un callejón sin salida.
Pero
¿cuál es ese límite máximo del desarrollo de las fuerzas
productivas en el capitalismo? La respuesta a esta pregunta la
planteamos en la hipótesis central de este trabajo, la cual explica
y se desarrolla en la siguiente unidad.
CARACTERIZACIÓN
DE LA CRISIS ECONOMICA ACTUAL DEL CAPITALISMO INTERNACIONAL. UNA
VISIÓN HIPOTÉTICA.
PLANTEAMIENTO
DEL PROBLEMA.
El problema de la crisis
económica actual del capitalismo internacional es uno de los
problemas más importantes de nuestra época, ya que de su
comprensión correcta dependen todas nuestras acciones con respecto a
la solución de las grandes consecuencias derivadas de esta crisis.
La enorme complejidad de la
crisis mencionada ha dado lugar a diversas interpretaciones en
cuanto a su esencia, por lo cual no existe una versión única; sin
embargo, hay interés cada vez mayor por conocer sus causas más
profundas.
HIPÓTESIS
CENTRAL.
La hipótesis central que
consideramos nos permite explicar con mayor articulación el fenómeno
de la crisis económica actual, es el planteamiento de que la causa
más profunda de esta crisis es el elevando aumento de la Composición
Orgánica de Capital (C.O.C.) como producto del gigantesco desarrollo
de las fuerzas productivas alcanzado en la actualidad. Los efectos
más importantes de esta causa son la
caída de la tasa de ganancia
de los empresarios, la
elevada concentración de la producción y del capital
y el desarrollo
económico
cada vez desigual entre los diferentes países, empresas y clases
sociales.
La deducción más
importante de la hipótesis central es la que nos dice que el aumento
de la C.O.C. tiene un límite máximo dentro del modo de producción
capitalista. Cuando el desarrollo de las fuerzas productivas rebasa
éste límite, se inicia una crisis estructural de largo plazo la
cual ya no tiene solución dentro de los marcos del sistema
capitalista de producción.
Pero ¿cuál es el límite
máximo? Ese límite se alcanza en el capitalismo con la utilización
generalizada de elementos como el acero, la electricidad y el motor
eléctrico, los productos químicos orgánicos (como el petróleo, la
gasolina, el diesel, etc.), el motor de combustión interna, los
automóviles, los barcos, los aviones, el radio y la televisión, y
el teléfono y el telégrafo. En el caso de los elementos como la
energía nuclear, la electrónica, las materias primas sintéticas,
la computación y la informática, y la biotecnología, ya no
pertenecen al capitalismo, sino al sistema que lo está
substituyendo; es decir, pertenecen al socialismo. En el capitalismo,
al utilizar de manera generalizada estos últimos elementos
tecnológicos, la crisis económica se agudiza todavía más como se
está mostrando en la actualidad. Para tener una visión más
completa sobre este punto ver el anexo.
Cuando el desarrollo de las
fuerzas productivas alcanza dicho límite la respuesta inmediata de
los capitalistas, para evitar la caída de sus ganancias es echar
mano de una inflación excesiva, la baja en los salarios reales y de
otras prácticas especulativas; provocando con esto una gigantesca
concentración y centralización de la riqueza e ingreso, y un
desarrollo económico cada vez más desigual. Pero el resultado de
estos efectos es una mayor agudización de la crisis económica, pues
el mercado interno se reduce cada vez más como expresión de los
efectos anteriores.
Posteriormente, cuando la
situación se hace insostenible, los grandes empresarios se ven
obligados a volcarse en la conquista de mercados internacionales como
la única alternativa para salir de su crisis; los mercados
internacionales se hacen necesarios para los dueños del capital como
mercados de inversión de sus capitales y de venta para sus
productos.
Pero para lograr estos
objetivos se necesitan conquistar los mercados de los países que no
han alcanzado el límite máximo del desarrollo de la C.O.C., y si
ya lo rebasaron, que no haya agotado demasiado su mercado interno;
porque si ya se han cumplido estos dos últimos fenómenos, entonces
dichos países estarán también tratando de conquistar mercados
internacionales para salir de su crisis.
Aquí es necesario mencionar
que la transferencia de riqueza o de valor se da de los países más
atrasados a los más adelantados desde el punto de vista tecnológico,
debido a la diferencia de costos. Por esta razón los países
subdesarrollados generalmente tienen una balanza de pagos deficitaria
con respecto a los países desarrollados.
Los países desarrollados
alcanzaron el límite máximo del desarrollo de su C.O.C. en la época
de la gran depresión económica de 1929; pero la crisis estructural
de largo plazo que se inició en ellos se amortiguó con la
industrialización y la generalización de los monopolios en los
países atrasados, en los cuales la C.O.C. no se había desarrollado
hasta el límite máximo considerado.
En el caso de los países
subdesarrollados la C.O.C. alcanzó su límite máximo en la década
de los setenta. Desde entonces en ellos se inicia un proceso
inflacionario acelerado, la deuda externa también aumenta
vertiginosamente, los salarios reales caen permanentemente, la
inversión extranjera crece rápidamente, entre otros fenómenos; la
agudización de todos estos fenómenos ha llevado en estos países a
la apertura comercial y a la búsqueda de mercados internacionales.
El inicio de la crisis
estructural de largo plazo en los países subdesarrollados en los
años setenta provocó que en los países desarrollados resugiera con
más fuerza esta misma crisis, pero las causas que la habían
amortiguado durante más de 20 años ahora empezaban a desaparecer.
Por lo tanto, la crisis
estructural de largo plazo iniciada en los países desarrollados se
ha generalizado actualmente a la mayoría de los países
capitalistas. Esta crisis como ya lo mencionamos antes, no tiene
solución en los marcos del sistema capitalista de producción, por
lo que se esperan en un futuro próximo conflictos económicos y
políticos cada vez más agudos que pondrán en grave riesgo la
estabilidad del sistema capitalista mundial. La caída generalizada
de las bolsas de valores a nivel mundial a fines de octubre de 1997,
no es más que un indicio de dichos acontecimientos.
Existen otras derivaciones
de la hipótesis central, pero las abordaremos en el lugar
correspondiente.
DESARROLLO
DE LA HIPÓTESIS.
ETAPAS
DEL DESARROLLO DEL CAPITALISMO.
El desarrollo del
capitalismo internacional desde su origen hasta nuestros días ha
transitado por dos grandes etapas: la etapa del capitalismo
premonopolista y la del capitalismo monopolista.
La
transición de la primera etapa a la segunda, en los países
desarrollados, se inició en la década de los setenta del siglo
pasado. Específicamente, se inicio con la crisis económica de 1873.
Casi
en toda la etapa premonopolista del capitalismo predominaron las
empresas medianas y pequeñas. Fue solamente hasta el final de esta
etapa cuando empezaron a surgir las sociedades anónimas, las cuales
eran asociaciones de varios capitalistas que reunían sus capitales
con el objetivo de crear empresas cada vez más grandes
Por
otro lado, el grado relativamente bajo del desarrollo de las fuerzas
productivas en aquella etapa permitió también una C.O.C. también
relativamente baja, por lo cual el número de trabajadores en las
empresas era suficiente como para producir las ganancias necesarias a
los empresarios. Esta situación permitió mantener al sistema
capitalista con mayor estabilidad durante mucho tiempo, esto es,
durante toda la etapa del capitalismo premonopolista; también
posibilitó que el capitalismo se desarrollara, en esta etapa, más o
menos al mismo ritmo en las diferentes empresas y países.
Es
importante señalar aquí, que en la etapa del capitalismo
premonopolista predominó la teoría económica del liberalismo
clásico cuyos principios básicos son los siguientes: la iniciativa
privada, la libre competencia, la mínima inherencia del estado en la
economía y presupuesto estatal balanceado entre otros.
Pero
la situación empezó a cambiar a fines de la década de los setenta
del siglo pasado, cuando la C.O.C. empezó a sufrir su primer gran
viraje cualitativo en su desarrollo, pero sin llegar al límite
máximo al cual nos referimos anteriormente. El desarrollo
tecnológico alcanzado hasta estos momentos empezó a provocar la
caída permanente de la tasa de ganancia de los empresarios.
A
partir de entonces el desarrollo del capitalismo sufre también un
viraje cualitativo gigante, pues la salida de la crisis – provocada
por el elevado desarrollo de la C.O.C.- sólo fue posible con el
rompimiento de las viejas estructuras de la etapa del capitalismo
premonopolista y a costa de un desarrollo económico cada vez más
desigual entre los diferentes países, empresas y clases sociales.
Con esto se
inició la etapa monopolista del capitalismo,
en la que empezó a operar con más fuerza también la ley de la
concentración y centralización de la producción y del capital.
Fueron
solamente las sociedades anónimas las que al principio de la etapa
monopolista del capitalismo tuvieron la capacidad de mejorar su
tecnología, mientras la mayoría de las demás empresas –que no
tuvieron esa posibilidad-, quebraron o fueron absorbidas por las
empresas más poderosas, las cuales poco a poco se fueron
transformando en grandes monopolios.
A
medida que avanza la etapa monopolista del capitalismo, para el
capital es más difícil reproducirse por sí mismo. Los grandes
monopolios cada vez obstaculizan más la libre competencia y las
contradicciones entre ellos se agudizan enormemente, a tal grado que
se hace inevitable una mayor intervención del estado en la economía
para facilitar la acumulación del capital y para garantizar la
estabilidad del sistema capitalista. Así empezó a surgir, en la
segunda década, de este siglo el Capitalismo Monopolista de Estado
(C.M.E.), el cual se consolidó en la década de los cuarenta de este
mismo siglo.
La
etapa monopolista del capitalismo se caracteriza, entre otras cosas,
por el dominio absoluto de los monopolios en todos los aspectos de la
vida social, y porque cada modernización tecnológica que ocurre
provoca un grado mayor en la concentración y centralización de la
producción y del capital, y también del desarrollo económico
desigual.
En
el desarrollo histórico del capitalismo se ha manifestado dos tipos
de crisis: las crisis cíclicas y las crisis estructurales de largo
plazo.
Las
crisis cíclicas se han presentado desde 1825 (Inglaterra) hasta
nuestros días, es decir, son inherentes tanto al capitalismo
premonopolista como el monopolista, con las consiguientes
diferencias: a) En la etapa actual es decir, en la etapa monopolista,
transcurren con más frecuencia. Mientras que en la etapa
premonopolista transcurrían cada 8 ò 10 años, en la etapa
monopolista transcurren cada 5 ó 6 años debido al elevado
desarrollo tecnológico; b) en la etapa actual afectan
simultáneamente a la mayoría de los países capitalistas, por la
profunda interdependencia económica que existe entre ellos; mientras
que en la época premonopolista solamente afectaban a algunos países
y no simultáneamente.
Generalmente
las crisis estructurales de largo plazo se presentan después de un
periodo más o menos largo de desarrollo intensivo de la producción
–efecto de un acelerado desarrollo tecnológico y de la C.O.C.-.
Pero al final de dichos periodos el desarrollo tecnológico se
empieza a detener y en algunas ocasiones sufre un severo
estancamiento. Este estancamiento permanece todavía durante un buen
tiempo dentro del marco de la crisis estructural de largo plazo.
La
primera crisis estructural de largo plazo que sufren los países
capitalistas desarrollados empieza con el inicio del transito del
capitalismo premonopolista al monopolista a principios de la década
de los setenta del siglo XIX, y su culminación se da con el
fortalecimiento de la economía monopolista más o menos a mediados
de la década de los noventa del mismo siglo.
La
segunda crisis estructural de largo plazo en los países
desarrollados se inicia con la gran crisis económica de 1929 de este
siglo, cuando el aumento de la C.O.C. alcanza el límite máximo
dentro del modo de producción capitalista. Pero esta crisis es
amortiguada por más de 20 años por la implantación del C.M.E. y
por la industrialización y la generalización de los monopolios en
los países atrasados.
Los
grandes capitales –que ya no hallaban espacios rentables en los
países desarrollados- empezaron a fluir hacia los países
subdesarrollados. Estos iniciaban un proceso acelerado de
industrialización, rompiendo con el viejo modelo agrario-exportador
e implantando el llamado de sustitución de importaciones.
En
el caso de los países subdesarrollados, estos prácticamente no
pasaron por la primera crisis estructural de largo plazo o la
vivieron de una manera muy especial, pues desde un principio los
países desarrollados les impusieron en algunas ramas de la economía
la forma monopolista. Pero esta forma de economía se desarrolló al
principio como una economía de enclave, ya que paralelamente a ésta
la mayoría de las empresas pequeñas y medianas siguieron
desarrollándose. Es hasta con la segunda crisis estructural en los
países subdesarrollados cuando muchas de las empresas pequeñas y
medianas y hasta algunas grandes son afectadas severamente.
La
segunda crisis estructural de largo plazo en los países
subdesarrollados se inició en la década de los setenta de este
siglo. Esta crisis viene a agudizar la crisis del mismo tipo que ya
se había iniciado en los países desarrollados con la gran
depresión económica de 1929, pero que ya había renacido en segunda
mitad de la década de los sesentas de este siglo. En consecuencia, a
partir de entonces, la segunda crisis estructural de largo plazo
tanto en los países subdesarrollados como en los desarrollados se ha
convertido en una sola, la cual al agudizarse azota cada vez con más
agresividad sobre todo a los trabajadores.
Aquí
es necesario mencionar que la crisis estructural de largo plazo son
mucho más destructivas que las crisis cíclicas, y su destructividad
aumenta todavía más al combinarse con éstas. También es
importante señalar que en la primera crisis estructural de largo
plazo predominó la caída de los precios, mientras en la segunda –en
su primera fase- predominó el alza.
Por
lo que se refiere a la agricultura el límite máximo de la C.O.C. se
alcanza antes que en la industria, pues en la agricultura la
productividad se desarrolla más rápido. Por esta razón la C.O.C.
de la agricultura siempre es menor que en la industria. Si no fuera
así la caída de la tasa de ganancia en la industria y en la propia
agricultura se aceleraría más todavía.
Y
en cuanto a la venta masiva de empresas estatales, podemos decir que
este fenómeno obedece a la exigencia impuesta por la ley de la
concentración y de la centralización del capital, la cual opera
cada vez con más fuerza.
Para
finalizar esta parte y a modo de conclusión decimos: si la primera
crisis estructural de largo plazo produjo la economía monopolista en
los países desarrollados, entonces la segunda inició la
generalización de los monopolios a nivel internacional. En la
actualidad –al generalizarse la segunda crisis estructural de largo
plazo a la mayoría de los países capitalistas-, lo que se está
produciendo es una gigantesca transnacionalización de los monopolios
más poderosos de los países más desarrollados, así como la
formación de bloques económicos para resistir en mejores
condiciones la aguda competencia entre ellos.
LAS
CRISIS ESTRUCTURALES DE LARGO PLAZO Y EL DESARROLLO DEL CAPITALISMO
CONTEMPORÁNEO.
La segunda crisis
estructural de largo plazo iniciada en los países desarrollados fue
el mecanismo más importante para romper las viejas estructuras
económicas a nivel mundial, las cuales ya no permitían el avance de
sus fuerzas productivas.
En
los países desarrollados la economía monopolista ya había
alcanzado un elevado desarrollo y necesitaba forzosamente expandirse
hacia los mercados internacionales, para así evitar la caída
permanente de la tasa de ganancia y superar el estancamiento de sus
fuerzas productivas. Mientras en los países subdesarrollados la
economía capitalista estaba poco desarrollada y la economía
monopolista era una economía de enclave del capital extranjero.
Por
estas razones, para que los países desarrollados continuaran
avanzando, se debía romper con el viejo modelo primario- exportador
que imperaba en los países subdesarrollados en ese momento y así
poder
generalizar también en ellos la economía monopolista.
Esto le permitiría a los países desarrollados seguir saqueando a
los países subdesarrollados, gracias a la diferencia en el
desarrollo de las fuerzas productivas entre ambos grupos de países.
Al
principio los países desarrollados intentaron industrializar
directamente a los países subdesarrollados, pero debido a la
oposición de algunos sectores de las burguesías nacionales,
tuvieron que ceder en algunos aspectos; así, por ejemplo, aceptaron
la nacionalización de algunas empresas estratégicas para el
desarrollo nacional. A los propios países imperialistas les convenía
esto, ya que así los costos de la industrialización recaerían
sobre los hombros de los países subdesarrollados.
De
esta manera los países pobres transitaron al llamado modelo de
sustitución de importaciones. Durante esta etapa se crearon grandes
monopolios nacionales tanto privados como públicos y se
fortalecieron los internacionales con la ayuda del estado.
La
industrialización de los países subdesarrollados dependió
totalmente de la industria de bienes de capital monopolizada por los
países desarrollados, de donde había que importarlos. Pero además
los países desarrollados hicieron préstamos, inversiones directas y
practicaron un amplio intercambio comercial para fortalecer dicha
industrialización.
Con
el proceso de industrialización de los países subdesarrollados
empezaron a fluir grandes cantidades de riqueza hacia los países
desarrollados. Con esos recursos, estos países neutralizaron durante
mucho tiempo los efectos de su crisis estructural de largo plazo y
pudieron salir del estancamiento del desarrollo de sus fuerzas
productivas.
La
generalización de la segunda crisis estructural de largo plazo en la
actualidad, también está provocando cambios estructurales
profundos. Se está rompiendo con el viejo modelo económico de
sustitución de importaciones y con los tipos de Estado y Nación que
le dieron sustento. Además se ha adoptado al neoliberalismo como
mecanismo y como proyecto para acceder a los mercados
internacionales, y también para hacer más competitivas a las
empresas.
En
cuanto a las empresas medianas y pequeñas, mucho se esta hablando en
el sentido de organizarlas en empresas integradoras. Consideramos que
esta posibilidad se está convirtiendo actualmente en una tendencia
en todos los países capitalistas, debido al elevado desarrollo
tecnológico que han alcanzado las empresas monopolistas y a las
dificultades que están encontrando éstas empresas para acceder a
los mercados internacionales.
La
integración de las pequeñas y medianas empresas en empresas
integradoras les permitiría a las empresas monopolistas no solamente
el control total del mercado interno, sino también les facilitaría
el acceso a los mercados internacionales.
Las
empresas integradoras se forman al integrarse las pequeñas y
medianas empresas a las grandes empresas monopolistas desde el punto
de vista orgánico. Pero debido a la agudización de la crisis
económica a nivel internacional sus efectos positivos serán
temporales, pues en la actualidad la mayoría de los países
capitalistas están tratando de resolver sus crisis económicas
internas con una mayor penetración a los mercados internacionales.
Pero el resultado de ésta situación es la contracción cada vez más
acelerada del mercado mundial, porque la competitividad internacional
exige mayor modernización tecnológica.
Actualmente
la aguda competencia económica internacional está conduciendo a la
formación de bloques económicos, pero en estos bloques serán
favorecidos solamente los monopolios más poderosos, mientras los
pueblos se harán cada vez más pobres. Por otro lado, la famosa
iniciativa de las Américas solamente beneficiará a los EE.UU., sin
embargo en el caso de los demás países del continente las
consecuencias serán las siguientes, entre otras:
Quiebra
de empresas no competitivas.
Aumento
del desempleo.
Caída
permanente de los salarios reales.
Modificaciones
a las leyes laborales y a las constituciones políticas.
Aumento
en la desigualdad de la distribución del ingreso.
Aumento
de la desigualdad en el desarrollo económico.
Aumento
en la caída del mercado interno.
Aumento
del déficit en la balanza de pagos.
Aumento
de la inversión extranjera, sobre todo en los servicios en
detrimento de la inversión productiva
Aumento
de la concentración y centralización de la producción y del
capital.
Finalmente
para concluir este trabajo, veamos lo que dice Lester Thurow en su
libro “El
futuro del capitalismo”:
“En
la década de los años sesenta, la economía mundial creció a un
ritmo del 5% anual. En los años setenta, el crecimiento disminuyó a
un 3.6 por ciento anual. En los años ochenta hubo una desaceleración
más hasta un 2.8 por ciento anual, en la primera mitad de la década
de los noventa el mundo ha estado experimentando un ritmo de
crecimiento de apenas un 2 por ciento anual. En dos décadas, el
capitalismo perdió un 60 por ciento de su impulso.”
CONCLUSIONES.
Todo
fenómeno social es histórico; es decir, nace, se desarrolla y
finalmente se transforma en otro.
El
capitalismo como fenómeno social es histórico; esto es, ha nacido,
se ha desarrollado y en la actualidad está en proceso de
desaparición. La etapa actual la podemos caracterizar como la etapa
de transición del capitalismo al socialismo.
Para
el capitalismo el límite máximo del desarrollo de las fuerzas
productivas se alcanza con la utilización generalizada de elementos
como el acero, la electricidad y el motor eléctrico, los productos
químicos orgánicos (como el petróleo, la gasolina, el diesel,
etc.), el motor de combustión interna, los automóviles, los
barcos, los aviones, el radio y la televisión, el radar, y el
teléfono y el telégrafo, entre otros.
En
el caso de los elementos como la energía nuclear, la electrónica,
las materias primas sintéticas, la computación y la informática,
y la biotecnología, ya no pertenecen al capitalismo, sino al
sistema que lo esta sustituyendo; es decir, pertenecen al
socialismo. Aquí es necesario mencionar que la crisis económica
actual del socialismo se debe al retraso tecnológico; mientras que
la crisis económica del capitalismo se debe al excesivo desarrollo
de la tecnología, como se esta mostrando en la actualidad. En el
capitalismo al utilizar de manera los elementos tecnológicos que
mencionamos en este párrafo la crisis económica se agudiza más
todavía.
Es
de enorme trascendencia para la humanidad en la actualidad
caracterizar científicamente la etapa que estamos viviendo, para
poder transformar la sociedad en el sentido que planteamos con la
mayor eficiencia.
Para
evitar sacrificios inútiles, es necesario que la mayoría de los
seres humanos se organicen políticamente y participen de tal manera
que el cambio sea pacífico y civilizado, evitando a toda costa que
los que detentan el poder actualmente utilicen la violencia de
manera irracional.
Trabajo
elaborado por el profesor Rutilo Francisco Vásquez. Guadalajara,
Jalisco, a 17 de noviembre de 1997.
ANEXOS.
Formaciones
precapitalistas
|
Piedra
Madera
Cobre
Bronce
Hierro
La
rueda Hidráulica
|
Capitalismo
|
Capitalismo
premonopolista
|
Carbón
Hierro
Ferrocarriles
Maquina
de vapor
Textiles
y ropa
|
Capitalismo
monopolista (límite máximo para el capitalismo)
|
Acero
Electricidad
y motor eléctrico
Productos
químicos orgánicos (petróleo)
Motor
de combustión interna
Automóviles,
barco, aviones, teléfono, y telégrafo, y el radio y la
televisión.
|
Socialismo
y comunismo
|
|
BIBLIOGRAFÍA.
Carlos
Marx. Contribución
a la crítica de la economía política.
Ediciones de Cultura Popular.
Carlos
Marx. El
Capital.
Siglo XXI, Tomo I, 8ª edición en español, 1981.
V.I.
Lenin. El
imperialismo, Fase Superior del capitalismo.
Ediciones Quinto Sol, S.A.
Henryk
Grossman. La
ley de la Acumulación y del Derrumbe del Sistema Capitalista.
Siglo XXI, 1979.
Ernest
Mendel. La
crisis, 1974-1980.
Ed. Era. 1980.
Fernando
Carmona (Coordinador). México,
el Curso de una larga crisis.
Ed. Nuestro tiempo.
Alonso
Aguilar M. y otros. Naturaleza
de la actual crisis.
Ed. Nuestro tiempo, 1986.
Paul
Mattick. Crítica
de la teoría económica contemporánea.
Era. 1980.
Bernard
Gazier. El
crac del 29.
Oikos-Tav, S.A. España.1985.
Fred
L. Block. Los
orígenes del desorden económico internacional.
Ed. FCE.
John
Strachey. Naturaleza
de las crisis,
Ed. Publicaciones económicas. La Habana, 1971.
Andrew
Gamble y Paul Walton. El
capitalismo en crisis, la inflación y el Estado.
5ª ed., Ed. Siglo XXI, 1985.
Pedro
López Díaz. Marx
y la crisis del capitalismo.
Ed. Quinto sol, S.A. 1986.
Harry
Magdoff, y otros. El
fin de la prosperidad.
Ed. Nuestro tiempo, S.A., 1997.
Milton
y Rose Friedman, Libertad
de elegir, hacia un nuevo liberalismo económico.
Ed. Grijalbo,
1980.
Hermann
Max. Investigación
económica.
4ª ed., Ed. FCE. México. 1986.
W.
Arthur Lewis. Crecimiento
y fluctuaciones 1870-1913.
Ed. FCE. 1983.
Ravi
Batra. Como
sobrevivir a la gran depresión de 1990.
Grijalbo, 1990, México.
Christian
Barsoc. La
crisis y después ¿que?
Ed. Hispánicas. S.A. de C.V. 1987.
Claudin
y otros. La
crisis del capitalismo en los años 20.
Ed. P. y P/Siglo XXI, 1981.
Maurice
Dobb. Estudios
sobre el desarrollo del capitalismo.
Ed. Siglo XXI, 19 ed., 1987.
José
Luis Calva (Coordinador general). Globalización
y bloques económicos, realidades y mitos.
Ed. Juan Pablos Editor, S.A. 1995.
|